martes, 24 de abril de 2012

Un momento para recordar

Nunca antes me había detenido a pensar en lo que sucedía a mí alrededor, hasta que un día me tope con una extraña sensación en mi interior, la más fascinante de todas las sensaciones. La curiosidad, sentía ganas de saber porque nunca me había detenido a contemplar mí alrededor en lugar de solo avanzar con la vista en el suelo, preguntándome cuanto falta para llegar a mi destino, mirando de vez en cuando para evitar ser atropellada, pero nada más. Quería saber que se sentía dejar de tener prisa por llegar a mi destino, y contemplar la belleza de las plazas del centro, la gente que pone sus puestesillos para ganarse la vida con lo que ya no les sirve, y uno que otro puesto de aguas frescas y frituras o como siempre dice mi padre, el mejor negocio del mundo, la comida. Sentí la curiosidad más emocionante del mundo, saber que pensaba yo acerca de lo que me rodeaba, que sentía por estar viva hoy y ahora. Muchos dicen que los curiosos pierden mucho tiempo al preguntarse todo de todas las cosas. Mas sin embargo eso no me detuvo ni a mí ni a mi nueva sensación, por lo que decidí respirar profundamente y sentarme por un momento, - Al fin y al cabo que nadie es puntual en esta ciudad - pensé para mis adentros y me senté en una de las bancas que miraban hacia el centro de la plaza. Comencé a pensar en que muchas veces había pasado por ahí, pero no podría ni describir con exactitud esa plaza, y mucho menos decir que había a sus alrededores. Cuando al fin mis pensamientos dejaron de abalanzarse unos sobre otros, note que había un nido en el árbol frente a mí, que clase de ave lo habrá construido me dije, y por que escoger esta plaza que no es transitada por viejecitos que dejen sus migajas de pan para que coman las aves, y mucho menos tenia lugares donde hubiera tierra para poder buscar algunos gusanos para la comida, después de mirarlo por largo rato, me di cuenta de que estaba abandonado, probablemente la pajarita se había dado cuenta de su mala elección y emprendido el vuelo casi inmediatamente.


Al voltear hacia mi derecha, vi como un señor comenzaba a desperezarse y a dar vueltas alrededor de la plaza, me llamo mucho  la atención que el señor traía su cobija atada al cuello como una capa y al dar las vueltas llevaba los brazos al frente como si volara, contuve la risa, no quiero que se moleste, podría estar borracho o muy acalorado, de ser así debería de quitarse la cobija de la espalda, pensaba mientras escuchaba a un par de señoras de edad avanzada y condición muy humilde discutiendo  si Chanita debía casarse con Perenganito ya que estaban esperando un bebe, ¿qué van a pensar los amigos de la familia si se enteraran que van a tener un pequeño bastardo?, esta vez no pude contener la risa, afortunadamente no fue tan ruidosa como pensé que seria. La señora que se notaba mas preocupada parecía ser la madre de la tal Juana, y como siempre parecía pensar que el fulano ese no era bueno para su hija, lo más probable es que el solo quisiera estar con su hija para que lo mantuvieran, por lo que escuche, era un bueno para nada que no trabajaba y su hija una santa que trabajaba 3 turnos para ayudarles con el sustento del hogar mientras el padre se partía el lomo trabajando en la fábrica y ella con su "pinche" puesto de jicaletas. Quise distraer mi atención de la amena platica de la señora para intentar enfocar mi atención nuevamente en el señor que volaba con su capa de superman color azul con rayitas blancas, pero cuando voltee para buscarlo ya estaba durmiendo nuevamente, esta vez en el suelo donde el sol había estado dando toda la tarde.


Finalmente decidí ponerme nuevamente en marcha, no había ya mucho que mirar en esa plaza y mi amigo debía de estar esperando por mí, reí a mis adentros, ¡¡claro!! Si él es el más puntal que yo conozco, me concentre en recordar a donde me dirigía antes de detenerme a satisfacer mi curiosidad por lo que me rodeaba. Cuando llegue al lugar citado, me lo encontré muy concentrado en su celular, seguramente leyendo uno de sus tantos libros electrónicos, que a él tanto le gustan. Lo salude tratando de no asustarlo, cuando finalmente reacciono, me saludo y pregunto porque había tardado tanto, que él esperaba verme sentada esperándole desesperadamente como suelo hacerlo cuando llego muy temprano. No dije ni una palabra acerca de la sensación que me había asaltado hacia más de 40 minutos, simplemente sonreí y le dije:
- Sorry, se me hizo un poco tarde, no tenias mucho tiempo esperando ¿verdad?
- Je, je, no, de hecho tengo poco de haber llegado, creí que te encontraría molesta.
- Bueno, ya me tocaba llegar tarde a mí, ¿no crees?
- Mmm... Pero nunca pensé que a mí me tocaría esperarte.
- Ya olvidalo, vamos en marcha - dije comenzando a desesperarme.


Toda la tarde me la pase pensando en que realmente había disfrutado ese tiempo para "curiosear", aunque mi naturaleza es curiosa, nunca había sentido curiosidad por mi alrededor, mas bien, mi curiosidad siempre se centraba en los demás, lo que pensaban, lo que sentían, etc., mas nunca curiosidad por lo que me rodeaba y mucho menos por cómo me sentía yo al respecto de lo que me rodeaba, todo este tiempo que estaba pensando, aun me encontraba con mi amigo, el cual aun siendo algo curioso, se mantenía lo mas al margen que podía de los pensamientos de los demás, pero al notar que estaba increíblemente callada y dado que no estaba molesta con él, decidió romper el silencio y preguntar finalmente:
- ¿Estás bien?, te noto algo ausente, ¿sucede algo?...
- ...
- ¿Patty? - dijo mientras me tocaba el hombro tratando de hacerme reaccionar
- ¿Mande?, ¿qué pasa?...
- Nada, solo quería saber si estás bien, te noto muy ausente...
- Oh, no es nada, solo pensaba, pero no te preocupes, mejor presta atención al camino.
- No pasa nada, pero ¿en qué pensabas?, nunca te había visto así.
- No es nada, simplemente curiosidad...
- ¿curiosidad?, ¿y ahora de qué?
- Mmm... no creo que comprendas que esta vez es distinta, mejor conduce, tratare de no perderme tanto - dije con una sonrisa


Llego el final de la tarde y mi amigo me trajo directo a casa, cuando nos despedimos, me pregunto nuevamente si todo estaba bien, no supe que contestar, no había nada malo conmigo esta vez, mas sin embargo parecía que mi pequeño secreto significaba mucho más que tiempo para mí misma, como si hubiera hecho algo malo, normalmente me parecía mas mala mi antigua curiosidad de quererlo saber todo acerca de los demás, pero no esta vez, ahora quería saber más de mi mundo, del mundo que recorría a diario aunque fueran escasas calles y cortos periodos de tiempo, pero esta vez quería saber de qué forma me llenaría, y como eso me podía hacer crecer. Finalmente llegaron las palabras a mi boca - Si, nunca habían estado mejor - sonreí y cerré la puerta de golpe, corrí hacia mi casa y entre con toda prisa hasta mi cuarto, me senté en la cama y suspire profundamente, - ¿A donde iré mañana?, ¿qué lugar dejare que me asombre mañana? - No podía dejar de pensar que me esperaba al día siguiente, cuando estaba por cerrar los ojos, sonó mi celular.
- ¿Quien podrá ser a esta hora? - dije mientras miraba el teléfono, no lo reconocí, mas sin embargo conteste.
- Hola Patty
- ¿Quien habla?
- Habla Karen
- ¿Karen? ¿De dónde nos conocemos?
- La verdad no recuerdo bien de donde, pero sí recuerdo que me pediste que te hablara hoy, a esta hora.
- ¿Yo dije eso?, ¿Por que diría algo así?, ¿Y porque precisamente hoy y a esta hora?
- No lo sé, ya cumplí con mi parte, nos hablamos luego.


Colgó, no comprendí porque habría yo hecho algo así, y no recordaba haber hablado con ninguna Karen en el pasado cercano, tal vez alguien de mi niñez, pero ¿porque pedir un favor de ese tipo?, y ¿qué clase de persona recuerda ese tipo de favor? Sin darle más vueltas al asunto me dispuse a cambiarme para meterme a la cama. Cuando me dirigía al baño para lavarme los dientes, escuche un tremendo alboroto fuera de mi casa, no quise prestarle atención y continúe mi camino, pero esta vez el ruido era más fuerte, y algo insoportable. Decidí bajar a asomarme para ver que ocurría en el exterior, no pude llegar a contestar esa pregunta, porque  antes de tocar el último escalón, una sombra misteriosa estaba parada frente a mí, apuntando hacia mí, yo no podía entender lo que sucedía, pero lo único que pude hacer fue dejarme caer en el escalón para quedar sentada. Cuando hice esto, la sombra se acerco hacia mí y me pregunto mi nombre.
- Me llamo Patricia ¿quién eres tú?
- No puedo decírtelo, pero me han mandado aquí por ti.
- ¿Quien te mando aquí?, no manches suena como a una película chafa de ciencia ficción.
- No te creas, soy tu vecino, lo que pasa es que escuche mucho ruido en tu casa y quería saber si estabas bien.
- Toda una vida de vecinos y es la primera vez que vienes a verme.
- Lo que pasa es que nunca me había preocupado tanto por alguien que no conozco.
- ¿Y porque estabas preocupado? según yo el ruido venia de afuera de mi casa, no de dentro de ella.
- Este... ¿en serio?, demonios...
- ¿Que sucede?
- Nada, debo irme.
- ¿Mmm?... ok, cuídate y cierra la puerta detrás de ti.
- Nos vemos


Cuando mi vecino salio de mi casa, me pregunte - ¿Que se trae entre manos este hombre?, ¿que era ese ruido? y lo mas importante, ¿Cómo demonios entro a mi casa? - seguí dándole vueltas al asunto, pero sin obtener ninguna respuesta, me dispuse a dormir, y en lugar de dirigirme a mi cama, me dirigí hacia afuera, quería saber que era lo que había sucedido. Al llegar a la puerta de afuera me encontré con una calle llena de olor a pólvora, probablemente los hijos de mi vecino de enfrente habían estado jugando con cuetes. Voltee a ver hacia mi casa, cual seria mi sorpresa al ver que la enredadera del techo de mi casa estaba toda quemada, con razón el vecino quiso  cerciorarse de que estuviera bien, pero aun no podia comprender como se había metido a mi casa. Ya mas tranquila, me metí a mi casa, a fin de cuentas no paso nada grave. Me dispuse a dormir realmente esta vez, ya no quería que nada interrumpiera mi camino hacia un nuevo día, cerré los ojos y despedí de ese día con un suspiro, esperando que el mañana fuera mucho mas productivo y mas lleno de curiosidad por crecer y ser mejor cada día.