Capitulo 1 - El comienzo del final
En
un estado de animación suspendida, me encuentro preguntándome ¿Por qué o cómo es que llegue a estar a tu lado? En
este momento lo único que puedo ver es tu rostro con los ojos cerrados, como
dormitando... Ojalá y solo estuvieras durmiendo, eso me permitiría ver tus ojos
una vez más y ver en ellos esa chispa que me llena y me mantienen de pie ante
la adversidad porque siempre sentí que a tu lado nada importaría y todo se
solucionaría. Pero el destino te alejo de mi, si tan solo te hubiera escuchado
gritar mi nombre... Esto no hubiera sucedido.
Por
más que lo intento no puedo moverme, solo puedo quedarme mirando tu rostro
fijamente y mientras el silencio de esta calle desierta me consume, mi mente
vuela... Me lleva directo a la primera vez que te vi, y me hace volverlo a
vivir, y como no queriendo cierro los ojos y te escucho preguntarme:
- ¿Cómo dijiste que te llamas?, espera... no me digas... ¿Helena?
Al
decir esto yo te miro con un gesto de interrogación y contesto finalmente:
- No... Me llamo Eneida, un nombre poco común lo sé, y tu nombre ¿es...?
Hay una
pausa antes de que me contestes, porque mientras miras mis ojos repites en voz
baja mi nombre una y otra vez como para memorizarlo. Después de la pausa
dijiste:
- Perdona, si no hago eso te preguntaré tu nombre cada vez que te
vea. Me llamo Sebastián.
Pasado el momento de las presentaciones, cada
quien vuelve a sus asuntos, yo estaba con ese hombre que me amó tanto que no
pude soportarlo y tú estabas con un amigo tuyo que por casualidad también me
conocía. Minutos más tarde entramos en la conferencia de "Vendedores de
Felicidad" y no volvimos a dirigirnos la palabra sino hasta el día
siguiente.
Detengo
por un momento mi mente de retroceder más en nuestro pasado, que
continua avanzando hasta el día de hoy, y me pregunto ¿Cómo es que logramos
estar juntos después de habernos importado poco el día en que nos conocimos?
Una lágrima se derrama por mi mejilla mientras mi vista se concentra una vez
más en tu hermoso rostro inconsciente que comienza a perder su color. Acaricio
levemente tus mejillas que han comenzado a tornarse frías y húmedas y de tus labios robo el último aliento. Al
besar tus labios pierdo mi estado entumido y de mi pecho sale un grito ahogado
de desesperación, como el grito de una madre que ve la vida de su único hijo
ser arrancada de este mundo.
Mientras
trato de recuperar la calma, mi mente vuelve al momento en que tú y yo volvimos a tener contacto. Esperábamos pacientemente que nos dejaran probar uno de sus
tantos productos que aseguraban liberarían nuestro espíritu y nos permitía
alcanzar lo que mas deseáramos solo con lograr terminar el tratamiento
adecuadamente. Me pare detrás tuyo mientras platicaba de mi última relación
amorosa con el amigo que teníamos en común, en ese momento tú volteaste y escuchaste
atentamente lo que yo decía. Alguien llamo a tu amigo al frente, oportunidad
que aprovechaste para preguntarme de quien hablaba y comenzar a relatar tu
propia historia personal. Al principio me pareció completamente extraño que un
hombre como tú hablara con una extraña de sus relaciones sentimentales, poco
tiempo después deje de fijarme en ese detalle y simplemente me deje llevar por
tus palabras y compartí mis historias contigo también.
Al final de la
conferencia, no estaba segura de volver a verte, y esperaba de corazón
poder volver a encontrarme con muchas de las personas que conocí en esa
conferencia, aparte de ti. Cuando las dos semanas siguientes llegaron a su fin
me encontraba parada nuevamente ante esa gran puerta de madera pensando a
quienes encontraría en esta segunda conferencia y quienes se habrían esfumado de mi vida para siempre. Para mi sorpresa, poco después llegaron
tus dos amigos a pesar de que uno de ellos me había dicho que lo más probable
sería que no asistiría. Mi mente trata de darme una imagen incomprensible, por
lo que no puedo recordar como te vi o que hice cuando llegaste una vez mas a
asomarte en las puertas de mi vida.
Nuevamente
detengo los "flash backs" y busco ayuda a mi alrededor, al no ver a
nadie a mi alrededor comienzo a desespérame otra vez.
- ¡¡Alguien que me ayude
por favor!! - grito sin conseguir respuesta alguna.
Miro de nuevo hacia ti, pero
esta vez mi vista se centra en mi mano que sostiene tu brazo que no para de
sangrar. Observo a mi alrededor y no puedo ver nada, la calle esta oscura, la
luna está dormida y las luces de nuestro alrededor parecieran no funcionar.
Quiero levantarme para buscar ayuda, aunque pienso que ya es demasiado tarde.
Intento ponerme de pie pero mi conciencia me detiene y grita dentro de mi
cabeza, "No puedes dejarlo aquí sólo, no te atrevas a abandonarlo, el jamás
te abandono". Busco en mi pantalón mi celular y al encontrarlo me doy
cuenta de que no tiene batería. Con el dolor de mi corazón comienzo a esculcar
las bolsas de tu pantalón, y para mi sorpresa encuentro una pequeña caja de cartón
de forro plateado. No quiero abrirlo, sin embargo lo hago, dentro de la pequeña
caja se encuentra un bello anillo de plata con un Circonio morado, con las
inscripciones "Te amo" en el, al verlo me viene a la mente la cita que habíamos acordado en el café que esta a
unas cuadras de aquí, dijiste que tenias algo importante que decirme. Con los
ojos llenos de lágrimas regreso la cajita al lugar en que la encontré y
continuo buscando tu celular para llamar a una ambulancia, en la pantalla, una
foto nuestra me hace romper en llanto, no puedo creer que esto esté sucediendo.
Al llamar a urgencias, las palabras se resisten a salir de mi garganta pero aún
así lo intento:
- Vengan... ¡¡vengan pronto!!, creo que esta muerto... por
favor ¡¡tienen que ayudarlo!!
Con tranquilidad la señorita me pide que me
tranquilice y que intente darle la dirección correcta, finalmente consigo la
calma y le doy la dirección.
Al
subir a la ambulancia, tomo tu mano y la acaricio mientras recuerdo la primera
vez que me besaste, todo fue tan rápido que no pude reaccionar siquiera, tú y
yo conversando de banalidades, yo pensando en que mi vida no podía ser mejor ya
que tenía a un hombre en mi vida que me amaba con locura, nuevos amigos en los
que yo confiaba y por supuesto, te tenía a ti, sabía que contaba contigo y eso
me hacía feliz, de la nada te volviste hacia mí y con tus manos tomaste mi
rostro y sin previo aviso robaste de mis labios el beso más dulce que jamás
había sentido, incluso ahora pensar en ello hace que una descarga de
electricidad me recorra de pies a cabeza, al principio no pude reaccionar pero
conforme pasaba el tiempo comencé a dejarme llevar por el sentimiento del
momento y te bese de vuelta. Con esta imagen en mi cabeza me acerco tu mano al
rostro y la beso. En la ambulancia me dicen que todo va a estar bien, que todavía
existe una esperanza. Yo no les creo, el golpe fue tremendo, y todo por andar
en las nubes... Si tan solo hubiera reaccionado a tiempo, no habrías tenido que
correr a salvarme. De mis labios sale un "Perdóname", me subo a la
ambulancia aunque no estoy muy segura de querer ver esta escena, tu tendido en
la camilla, inconsciente, pálido, la sangre derramándose de tus yagas
abiertas... Y me pregunto ¿qué pasará?.