domingo, 6 de mayo de 2012

Lo que hubiéramos sido tú y yo sino fuéramos tú y yo - capitulo 1


Capitulo 1 - El comienzo del final

En un estado de animación suspendida, me encuentro preguntándome ¿Por qué  o cómo es que llegue a estar a tu lado? En este momento lo único que puedo ver es tu rostro con los ojos cerrados, como dormitando... Ojalá y solo estuvieras durmiendo, eso me permitiría ver tus ojos una vez más y ver en ellos esa chispa que me llena y me mantienen de pie ante la adversidad porque siempre sentí que a tu lado nada importaría y todo se solucionaría. Pero el destino te alejo de mi, si tan solo te hubiera escuchado gritar mi nombre... Esto no hubiera  sucedido.

Por más que lo intento no puedo moverme, solo puedo quedarme mirando tu rostro fijamente y mientras el silencio de esta calle desierta me consume, mi mente vuela... Me lleva directo a la primera vez que te vi, y me hace volverlo a vivir, y como no queriendo cierro los ojos y te escucho preguntarme: 

- ¿Cómo dijiste que te llamas?, espera... no me digas... ¿Helena? 

Al decir esto yo te miro con un gesto de interrogación y contesto finalmente: 

- No... Me llamo Eneida, un nombre poco común lo sé, y tu nombre ¿es...? 

Hay una pausa antes de que me contestes, porque mientras miras mis ojos repites en voz baja mi nombre una y otra vez como para memorizarlo. Después de la pausa dijiste: 

- Perdona, si no hago eso te preguntaré tu nombre cada vez que te vea. Me llamo Sebastián. 

Pasado el momento de las presentaciones, cada quien vuelve a sus asuntos, yo estaba con ese hombre que me amó tanto que no pude soportarlo y tú estabas con un amigo tuyo que por casualidad también me conocía. Minutos más tarde entramos en la conferencia de "Vendedores de Felicidad" y no volvimos a dirigirnos la palabra sino hasta el día siguiente.

Detengo por un momento mi mente de retroceder más en nuestro pasado, que continua avanzando hasta el día de hoy, y me pregunto ¿Cómo es que logramos estar juntos después de habernos importado poco el día en que nos conocimos? Una lágrima se derrama por mi mejilla mientras mi vista se concentra una vez más en tu hermoso rostro inconsciente que comienza a perder su color. Acaricio levemente tus mejillas que han comenzado a tornarse frías y húmedas y  de tus labios robo el último aliento. Al besar tus labios pierdo mi estado entumido y de mi pecho sale un grito ahogado de desesperación, como el grito de una madre que ve la vida de su único hijo ser arrancada de este mundo.

Mientras trato de recuperar la calma, mi mente vuelve al momento en que tú y yo volvimos a tener contacto. Esperábamos pacientemente que nos dejaran probar uno de sus tantos productos que aseguraban liberarían nuestro espíritu y nos permitía alcanzar lo que mas deseáramos solo con lograr terminar el tratamiento adecuadamente. Me pare detrás tuyo mientras platicaba de mi última relación amorosa con el amigo que teníamos en común, en ese momento tú volteaste y escuchaste atentamente lo que yo decía. Alguien llamo a tu amigo al frente, oportunidad que aprovechaste para preguntarme de quien hablaba y comenzar a relatar tu propia historia personal. Al principio me pareció completamente extraño que un hombre como tú hablara con una extraña de sus relaciones sentimentales, poco tiempo después deje de fijarme en ese detalle y simplemente me deje llevar por tus palabras y compartí mis historias contigo también. 

Al final de la conferencia, no estaba segura de volver a verte, y esperaba de corazón poder volver a encontrarme con muchas de las personas que conocí en esa conferencia, aparte de ti. Cuando las dos semanas siguientes llegaron a su fin me encontraba parada nuevamente ante esa gran puerta de madera pensando a quienes encontraría en esta segunda conferencia y quienes se habrían esfumado de mi vida para siempre. Para mi sorpresa, poco después llegaron tus dos amigos a pesar de que uno de ellos me había dicho que lo más probable sería que no asistiría. Mi mente trata de darme una imagen incomprensible, por lo que no puedo recordar como te vi o que hice cuando llegaste una vez mas a asomarte en las puertas de mi vida.

Nuevamente detengo los "flash backs" y busco ayuda a mi alrededor, al no ver a nadie a mi alrededor comienzo a desespérame otra vez. 

- ¡¡Alguien que me ayude por favor!! - grito sin conseguir respuesta alguna. 

Miro de nuevo hacia ti, pero esta vez mi vista se centra en mi mano que sostiene tu brazo que no para de sangrar. Observo a mi alrededor y no puedo ver nada, la calle esta oscura, la luna está dormida y las luces de nuestro alrededor parecieran no funcionar. Quiero levantarme para buscar ayuda, aunque pienso que ya es demasiado tarde. Intento ponerme de pie pero mi conciencia me detiene y grita dentro de mi cabeza, "No puedes dejarlo aquí sólo, no te atrevas a abandonarlo, el jamás te abandono". Busco en mi pantalón mi celular y al encontrarlo me doy cuenta de que no tiene batería. Con el dolor de mi corazón comienzo a esculcar las bolsas de tu pantalón, y para mi sorpresa encuentro una pequeña caja de cartón de forro plateado. No quiero abrirlo, sin embargo lo hago, dentro de la pequeña caja se encuentra un bello anillo de plata con un Circonio morado, con las inscripciones "Te amo" en el, al verlo me viene a la mente la cita que habíamos acordado en el café que esta a unas cuadras de aquí, dijiste que tenias algo importante que decirme. Con los ojos llenos de lágrimas regreso la cajita al lugar en que la encontré y continuo buscando tu celular para llamar a una ambulancia, en la pantalla, una foto nuestra me hace romper en llanto, no puedo creer que esto esté sucediendo. Al llamar a urgencias, las palabras se resisten a salir de mi garganta pero aún así lo intento:

- Vengan... ¡¡vengan pronto!!, creo que esta muerto... por favor ¡¡tienen que ayudarlo!!

Con tranquilidad la señorita me pide que me tranquilice y que intente darle la dirección correcta, finalmente consigo la calma y le doy la dirección.

Al subir a la ambulancia, tomo tu mano y la acaricio mientras recuerdo la primera vez que me besaste, todo fue tan rápido que no pude reaccionar siquiera, tú y yo conversando de banalidades, yo pensando en que mi vida no podía ser mejor ya que tenía a un hombre en mi vida que me amaba con locura, nuevos amigos en los que yo confiaba y por supuesto, te tenía a ti, sabía que contaba contigo y eso me hacía feliz, de la nada te volviste hacia mí y con tus manos tomaste mi rostro y sin previo aviso robaste de mis labios el beso más dulce que jamás había sentido, incluso ahora pensar en ello hace que una descarga de electricidad me recorra de pies a cabeza, al principio no pude reaccionar pero conforme pasaba el tiempo comencé a dejarme llevar por el sentimiento del momento y te bese de vuelta. Con esta imagen en mi cabeza me acerco tu mano al rostro y la beso. En la ambulancia me dicen que todo va a estar bien, que todavía existe una esperanza. Yo no les creo, el golpe fue tremendo, y todo por andar en las nubes... Si tan solo hubiera reaccionado a tiempo, no habrías tenido que correr a salvarme. De mis labios sale un "Perdóname", me subo a la ambulancia aunque no estoy muy segura de querer ver esta escena, tu tendido en la camilla, inconsciente, pálido, la sangre derramándose de tus yagas abiertas... Y me pregunto ¿qué pasará?.

sábado, 5 de mayo de 2012

Detox

Han pasado ya 49 días desde que dijimos adiós, sin embargo, sigo sintiendo tu presencia aquí en mi mente, en mi corazón, en mi alma. Es estúpido pensar que a pesar de todo... te sigo queriendo. Me detengo y pienso para mis adentros, si esto es amor, obsesión, o alguna otra cosa que simplemente no me permite borrarte del todo. Anoche, soñé que me culpabas de todo lo malo que llevó nuestra relación a la destrucción. Me quedé helada al escuchar tu voz hablándole a mis amigos dándoles consejos para no perder una relación. Recordarte ya no duele, pero sin embargo esta desintoxicación me impide respirar. Así que no pienso callarlo más...

Por las noches, aun puedo sentir la dulce caricia de tus manos rozando cada centímetro de mi cuerpo, me detengo y recuerdo que ya no estas, me amarga este sentimiento, es tan áspero, tan duro, tan mío.
No me gusta aceptarlo, pero cuando mi mente se vuelve confusa, te conviertes en musa, de sentimientos y deseos que no me permito tener durante el día. Cada latido, cada suspiro, cada lagrima te pertenecen todavía.

Te quiero lejos, te quiero quieto, simplemente te quiero muerto. Saber que no respiras mas, saber que tu alma es inalcanzable, intocable. Tal vez así sería más sencillo arrancarte de mi. Quisiera poder sacarte de mis sueños y gritarte que me quieras o mueras. Simplemente encontrarme sin ti en mis pensamientos.

¿Cómo es que todo esto pudo suceder?, ¿Cómo cuando me sentía tan segura de mi misma, tan segura de tu estima, tan segura de que esto no terminaría? O al menos que no terminaría así... No he vuelto a saber de ti, más sin embargo es como si nunca te hubieras ido. Ya no quiero quererte, ya no quiero pensarte, ya no quiero escuchar mis canciones y derrumbarme al ver que ya no me saben igual.

Quiero volver a ser feliz, feliz sin ti, sin tu presencia, sin tu ternura, sin tu pasión, sin tu atención. Feliz por vivir, feliz porque no habrá nadie con mejor suerte que yo, ni nunca habrá nadie que sea tan amada como yo. Lo malo es que quiero ser amada como tú me amabas...

Hay ocasiones en que quisiera pedirte que vuelvas y me des otra oportunidad, pero no puedo permitirme tal humillación, no después de tu desconfianza y tu ira aparente que jamás comprendí. Adiós te digo hoy y espero de corazón que el dolor que provocaste en mi te impida dormir por las noches.