sábado, 5 de mayo de 2012

Detox

Han pasado ya 49 días desde que dijimos adiós, sin embargo, sigo sintiendo tu presencia aquí en mi mente, en mi corazón, en mi alma. Es estúpido pensar que a pesar de todo... te sigo queriendo. Me detengo y pienso para mis adentros, si esto es amor, obsesión, o alguna otra cosa que simplemente no me permite borrarte del todo. Anoche, soñé que me culpabas de todo lo malo que llevó nuestra relación a la destrucción. Me quedé helada al escuchar tu voz hablándole a mis amigos dándoles consejos para no perder una relación. Recordarte ya no duele, pero sin embargo esta desintoxicación me impide respirar. Así que no pienso callarlo más...

Por las noches, aun puedo sentir la dulce caricia de tus manos rozando cada centímetro de mi cuerpo, me detengo y recuerdo que ya no estas, me amarga este sentimiento, es tan áspero, tan duro, tan mío.
No me gusta aceptarlo, pero cuando mi mente se vuelve confusa, te conviertes en musa, de sentimientos y deseos que no me permito tener durante el día. Cada latido, cada suspiro, cada lagrima te pertenecen todavía.

Te quiero lejos, te quiero quieto, simplemente te quiero muerto. Saber que no respiras mas, saber que tu alma es inalcanzable, intocable. Tal vez así sería más sencillo arrancarte de mi. Quisiera poder sacarte de mis sueños y gritarte que me quieras o mueras. Simplemente encontrarme sin ti en mis pensamientos.

¿Cómo es que todo esto pudo suceder?, ¿Cómo cuando me sentía tan segura de mi misma, tan segura de tu estima, tan segura de que esto no terminaría? O al menos que no terminaría así... No he vuelto a saber de ti, más sin embargo es como si nunca te hubieras ido. Ya no quiero quererte, ya no quiero pensarte, ya no quiero escuchar mis canciones y derrumbarme al ver que ya no me saben igual.

Quiero volver a ser feliz, feliz sin ti, sin tu presencia, sin tu ternura, sin tu pasión, sin tu atención. Feliz por vivir, feliz porque no habrá nadie con mejor suerte que yo, ni nunca habrá nadie que sea tan amada como yo. Lo malo es que quiero ser amada como tú me amabas...

Hay ocasiones en que quisiera pedirte que vuelvas y me des otra oportunidad, pero no puedo permitirme tal humillación, no después de tu desconfianza y tu ira aparente que jamás comprendí. Adiós te digo hoy y espero de corazón que el dolor que provocaste en mi te impida dormir por las noches.

No hay comentarios:

Publicar un comentario